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mi SUEÑO ERA SER CIENTÍFICO PERO… mE HEREDARON LA EMPRESA FAMILIAR:

por Martha Nieto. Mayo 2025

“Siempre sentí fascinación por la genética y el ADN, por entender cómo heredamos de nuestros padres esos genes que nos definen. De niño, me imaginaba en un laboratorio, rodeado de tubos de ensayo, microscopios y cromosomas, soñando con descubrir los secretos de la herencia genética.   Pero la vida me llevó por otro tipo de “herencias”.  Mi padre me convenció de estudiar Administración y, al terminar mis estudios, me heredó la empresa familiar.”

 ¿Me hubiera gustado que me preguntaran si quería ser Director General de la empresa familiar? ¡Por supuesto!  Porque, si hubiese podido elegir, hoy estaría absorto en mis investigaciones dentro de un laboratorio, en vez de estar en una oficina lidiando con proyecciones financieras y ejecutivos llenos de adrenalina.” 

El testimonio anterior refleja el sentir de muchos directores de empresa que, hoy por hoy, trabajan en sus empresas familiares en vez de haberse dedicado a su propia vocación o proyecto de vida.  Toda decisión tiene sus ventajas y desventajas, y también su costo de oportunidad.  “Heredar” un negocio o una empresa implica cosechar y vivir de frutos que no nos tocó sembrar ni construir desde cero pero, a su vez, implica encargarnos de las futuras siembras.   El camino al éxito ya está trazado y solo hay que continuarlo pero… ¿a qué costo? ¿estamos dispuestos a pagarlo?

La percepción del o de los fundadores de la empresa es completamente diferente:   trabajaron muy duro durante años para construir un imperio; invirtieron todos sus recursos para salir adelante; sacrificaron tiempo de familia e incluso su propia salud en aras de dejarle a los hijos un legado y una fuente de ingresos.   Obviamente, todo ello con la expectativa de que, en el futuro, los hijos tomasen las riendas de la empresa.

Cuando llega ese momento de hacer el cambio de estafeta, el fundador suele preguntarse:  ¿quién será el sucesor? ¿en qué puestos se ubicarán los hermanos?  ¿cómo se hará la transición del mando para evitar fricciones familiares? ¿tienen los herederos la capacidad, habilidades y conocimientos requeridos para dar continuidad al proyecto familiar?  

Pero no siempre hace la pregunta más importante:  ¿El hijo(a) elegido QUIERE  ser el director general?

Para el fundador de la empresa es imprescindible dejar su legado en manos de un heredero(a) que no solo asegure la buena administración de la empresa sino que la conduzca con su misma pasión y compromiso total.  ¿Existe ese heredero comprometido y apasionado dentro de la familia?   

No hay nada más tóxico para una empresa que ser dirigido por un director que no quiere estar ahí; por un ejecutivo cuyas habilidades y deseos se cristalizan en otro tipo de vocación. Nuestros hijos siempre podrán participar en las decisiones de la empresa familiar aún sin trabajar en ella. De eso se trata la sucesión: elegir al sucesor, prepararlo, integrar los órganos de administración adecuados, sentar las bases de una comunicación afectiva y efectiva.

Lo importante es no perder la armonía familiar en aras de conservar y continuar la empresa.   SI no le entramos al tema de frente, como familia, con claridad y con sinceridad, corremos el riesgo de pertenecer a esa estadística donde solo 3 de cada 5 empresas prosperan en las segundas generaciones.

Así pues, prepara tu sucesión desde hoy. Toma tu tiempo para elegir candidatos a director general y a directores de área; habla con tu gente de confianza e infórmate para poder tomar la mejor decisión. Este negocio al que has dedicado tu vida, tu salud, tu tiempo y tu energía merece ser liderado por alguien cuya pasión logre continuar el legado, sea de la familia o no. Al final, ya lograste tu sueño el día de hoy…  el de mañana, ya no te pertenece

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