SUCESIÓN FAMILIAR: ¿CUÁNDO?
Por: Martha Nieto

DECÍDETE E INICIA HOY LA SUCESIÓN DE TU EMPRESA
La sucesión en la empresa familiar es un proceso inevitable y, a la vez, una oportunidad de trascendencia. El momento ideal para comenzar a planearla no es cuando ya sentimos el desgaste físico y mental, sino mucho antes: desde que nuestros hijos están en secundaria. A esa edad, aún exploran sus intereses y es un buen momento para acercarlos a lo que hacemos, mostrarles nuestra pasión y dejar huella con nuestras motivaciones más profundas.
No LES “vendas” la empresa como un deber económico
Hablar de la empresa familiar no debe reducirse al argumento de que “gracias a ella se pagan los estudios y los viajes”. Lo que realmente inspira es transmitir la pasión, el entusiasmo y el propósito que nos impulsó a emprender. La empresa es nuestro proyecto de vida, no el de nuestros hijos. Ellos son una oportunidad para prolongar ese sueño, pero nunca debemos olvidar que nosotros lo elegimos por convicción propia, no por ellos.
¿Cuándo iniciar el proceso de sucesión?
No existen fórmulas únicas, pero sí señales claras:
– Cuando el estrés comienza a pasarnos factura y se recrudecen los problemas de salud.
– Cuando los hijos están por decidir su carrera profesional.
– Cuando deseamos tiempo para nosotros e involucrarnos menos en decisiones clave del negocio.
El contexto actual es distinto al de generaciones pasadas. Hoy los hijos toman decisiones de manera temprana porque así los educamos (eligen lo que comen, lo que visten, lo que les gusta hacer). Cuando se trata de elegir su propio camino también elegirán y, en muchos casos, hacerse cargo de la empresa familiar no estará dentro de sus planes.
Si llegaran a hacerlo solo por el interés económico, la presión familiar o por falta de alternativas mejores, la continuidad de la empresa estará en riesgo. No es de llamar la atención que el 90% de las empresas familiares no pasen de la 2ª generación.
Factores que facilitan una sucesión exitosa
La clave está en preparar el terreno con paciencia y estrategia. Algunas prácticas fundamentales son:
- Mantenerlos familiarizados con el negocio desde pequeños.
- Mostrarles nuestra pasión y propósito, y no solo resultados financieros.
- Fomentarles la cultura del esfuerzo y la resiliencia.
- Darles una educación profesional alineada con sus talentos.
- Involucrarlos en la empresa durante las vacaciones o en proyectos específicos.
- Expresar nuestro deseo de verlos liderar, sin manipular ni imponer.
- Reconocer objetivamente fortalezas y debilidades de cada hijo y capacitarlos si quieren participar.
- Crear instancias y protocolos claros de comunicación familiar y empresarial.
- Separar los espacios de discusión: familia por un lado, empresa por otro.
- Prepararse para la inclusión de las familias extendidas en el futuro.
El riesgo de postergar
Mientras nosotros construimos la empresa, nuestros hijos construyen su propio camino. Si retrasamos demasiado la sucesión, quizá ellos ya no estén disponibles o interesados. Anticiparse es clave: nos permite identificar si habrá continuidad familiar y, en caso contrario, trazar un plan alterno.
Es conveniente que los hijos se involucren primero y la familia extendida (yernos, nueras, nietos) se involucre después si así lo deciden entre todos.
Reflexión final
La sucesión no es solo un trámite administrativo: es un acto de amor y visión. Amar a nuestros hijos también implica respetar sus decisiones, incluso si éstas no incluyen la empresa familiar. Pero si logramos inspirarlos con nuestra pasión y darles las herramientas correctas, podremos ver nuestro legado trascender con solidez y armonía.
El mejor día para iniciar la sucesión no es mañana. Es hoy.